Después de algunos años de resistirme a pertenecer al mundo de los BLOGS y demás tipos de páginas personalizadas, hoy amanecí con ganas de hacerme visible y experimentar en estos menesteres. No sé si esto obedezca a mi irrenunciable seducción por no sentirme aislado; a que ya comience a adentrarme en mis treinta y tanto años y no quiera quedarme a la zaga de la cyberglobalización; a una necesidad de saberme escuchado -no, creo que no es por esto- o simplemente al ocio mañanero de la pascua. De lo que al menos de momento sí estoy seguro, es que mi pluma, mejor dicho, el teclado de la vieja lap top que me acompaña desde hace más de un lustro, no producirá tan fructíferos y cotidianos textos como el de otros espacios cybernéticos personales que he explorado.
Sea pues esta confesión el inicio de un experimento del que aspiro no sea ni tan efímero, ni tan intrascendente... Claro, al menos para mi.