Nací al mediar la década de 1970 en el seno de una familia de clase media. Con orgullo puedo decir que me he (de)formado académicamente sólo en instituciones públicas. Además de cursar la mitad de un programa de ingeniería, tuve la deschavetada idea de estudiar una maestría y un doctorado. Soy aprendiz de historiador, oficio que desde niño me apasiona. Ya no soy tan bueno memorizando -¡qué bueno!- pero disfruto seguir aprendiendo. Viajar por la mayor parte de mi país y por algunas otras coordenadas del mundo me ha dejado muchas veces boquiabierto; afortunadamente no he perdido mi capacidad de asombro. Otra pasión me llevó a encontrarme con Jenny. Juntos hemos sido la vía para dar vida a Amanda. Soy yo, a quien registraron con el novelesco nombre de CARLOS ARMANDO.