martes, 1 de abril de 2008

Peor que esas estereotipadas peleas

de perros y gatos, son los agravios que comenten muchas personas que, por el simple hecho de hacer alarde de que tienen alguna mascota peluda o rasurada, esterilizada, vacunada y por lo general con un ridículo nombre producto de la mezcolanza de algún diminutivo y un nombre anglosajón (quiénes no conocemos a algún escuálido y afeminado french o chihuahueño que mueve la cola y se orina cuando su encopetada "ama" le grita sin cesar "Puppy", "Peque", "Dolly", "Nena", "Honey", etc...), sólo conservan al infeliz animal, a lo más, como objeto decorativo; como parte del porcelanesco mobiliario de una sala alfombrada o peor aún, como guardían eterno en alguna azotea inhóspita.
Pues bien, hace algunos días estuvieron de visita en casa un matrimonio, par de excelentes amigos de hace muchos años, que decidieron emigrar a la tierra pródiga del góber precioso y la mezclilla almidonada. Su cariño hacia los gatos y, recientemente hacia los perros, es digno de destacar. La travesía carretera hacia estas tierras la hicieron en compañía de su perrita cuyo nombre no recuerdo, pero es algo así como "Kamala", "Kampala", "Lumala", "Matanga" o "Lambada". Las más de 10 horas de camino se prolongaron por los constantes descansos para que la cachorrita pudiera estirar las patas y no se enfadara tanto.
La noche que estuvieron en casa, entre cervezas, tequilas, tacos y un recalentado espagueti, nos platicaron que pertenecen a una asociación que se encarga de conseguir hogares dignos para cientos de mascotas que sus dueños abandonan en la calle o que entregan al antirrábico. También tratan de "colocar" a perros y gatos callejeros con alguna familia o persona que los salven de ser "dormidos" (sic) con la fatal inyección.
Reconozco que jamás me he distinguido por ser un feroz activista de los derechos de los animales, pero me gustan los perros y los gatos (es especial estos últimos). De verdad que es triste reconocer los ojos desencajados de una mascota infeliz, atada de mucho más que un collar o confinada a una existencia de tortillas remojadas y sobras putrefactas de comida que nadie probó. Les comparto el enlace de la asociación a lo que pertenecen mis queridos Diana y Dónovan. No está de más echar un vistazo... http://can-cat.blogspot.com/